17 nov 2011

Miracoli e traumi della comunicazione, de Mario Perniola

Reseñas
COMUNICA
Revista Latinoamericana de Comunicación Social
Universidad Católica Cecilio Acosta
vol. I nº 2

Ernesto Salas Machado

El planteamiento perniolano -de fondo- es la comunicación de la no-comunicación. Los no eterno, duradero, moral, ordenado y tabú pareciera haber invadido nuestro presente, haciendo de éste una suerte de tiempo frágil y sin prospectiva, sin cánones y, en el cual todo lo que se suponía invariable ha cambiado, lo oculto saliendo a la luz. Una vida presentista basada en el inmediatismo y determinada por el marketing europeo-estadounidense y que nos conduce impulsivamente a comprar por una causa global: todo se agota, porque el futuro es hoy. Entonces, se comunica la no-acción, lo no-esencial, la no-virtud a un receptor que absorbe un no-emisor (quien no apuesta a la vida, a la historia). Resaltan los fenómenos: trash (basura, promiscuo, obsceno), rally (burla), war (guerra, reto, contienda), self service (sírvase usted mismo), pornochat, reality show  y, por último pero no menos importante el sale (descuento) han ido configurando lo que en alemán viene a ser llamado “herausforderung” (provocación, reto) del momento contemporáneo.     
Las tecnologías de la comunicación y la información permiten también exponer cada vez más explícita la muerte, la tortura, fronteras de la sexualidad y de los horrores de guerra, las nuevas prácticas simbólicas sectarias oscurofílicas, la soledad. Patentando una contemporaneidad con sentido fatalista, deshumano y olímpico-perverso. Emerge, por tanto, el tema de la influencia de la comunicación en la cultura contemporánea, sus usos, sus propuestas, sus métodos, su simbología y sobre todo, su importancia con respecto a la conducta humana. De hecho, hay quienes opinan que el uso de la misma en función del amarillismo (herencia de los medios impresos y ahora para vender más información), de la muerte (como forma de captación de nuevos clientes ya adictos), los “x” como contingente humano del ocio, del sin-miedo y sin-temor (marketing que ha batido record en el mundo), junto a los servicios multi-perversión en red (en todos los idiomas y basado en el lenguaje del cuerpo sin edad como mercancía  virtual) unido todo ello a los recientes acontecimientos magnificados gracias a la comunicación han trastocado la humanidad entera, en los apenas transitados 50 años han conducido al profesor italiano Mario Perniola a entender el todo mediante el binomio: milagros/trauma. Su metódica exposición (cual docente de la Facultad de Letras y Filosofía de la Università di Roma “Tor Vergata” y quien ya ha publicado: “I situazionisti” (2005), “Del sentire católico” (2001) “Transiti. Filosofia e perversioni” (1998), “Estetica del novecento” (1997), entre otros, está basada en la relación hecho/evento histórico, cultura e influencia de los medios de comunicación social en la población mundial; la filosofía aplicada se presenta como columna vertebral para conducirnos en la hermenéutica y semiología de la comunicación cultural “occidental”.
El texto ha sido subdividido en cuatro capítulos y doce subcapítulos, proponiendo edades, las cuales cronológicamente corresponden a: comunicación (1968-1978), desregulación  (1979-1989), provocación (1989-2001), y valoración (2001-2009). Cuatro “edades” nucleadas éstas en singulares hechos -de su consideración “históricos”- y que, como magma interior llevan consigo la expresión “…¡increíble! pero cierto” o dicho en sus propias palabras “milagroso y traumático”. Estos eventos coyunturales y massmediatizados como el Mayo francés de 1968, la revolución islámica en iraniana –modernizadora- de 1979, los acontecimientos en Alemania en 1989 y, por último la destrucción de las Torres Gemelas en EUA en el 2001, son analizados desde la singular óptica de los binomios inimaginable-verdadero, milagroso-traumático, cierto e incierto. Tal vez todo inicie –como afirma Perniola- en esa “era de la comunicación” (década del sesenta) en la cual todos escriben pero, ninguno lee, todos hablan pero, ninguno escucha.

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